Cuando nuestro perro muere, nos deja un gran vacío tanto en nuestro corazón como en la vida de los otros animales que puedan vivir en casa. Si bien es fácil procesar racionalmente la pérdida de una mascota, a veces el duelo dura mucho tiempo y no es fácil seguir adelante con el día a día. Encontraremos aquí algunos consejos para afrontar todo después de la muerte de un perro.
Darse tiempo para superar el trauma de la muerte del perro
La pérdida de nuestros animales genera un verdadero trauma, que a menudo es objeto de bromas de mal gusto y no disfruta de la debida consideración por parte de la sociedad (basta pensar en que, por problemas de salud o muerte de nuestro animal, si obtenemos días libres, esto será gracias a la sensibilidad de nuestro jefe). Es necesario aceptar el dolor y no escondernos, sino dar rienda suelta al llanto o la rabia – solo así la herida podrá cerrarse.
Qué hacer si tenemos otros animales
Las otras mascotas que haya en el hogar también pueden extrañar a su amigo y sufrir por su pérdida. Sobre todo, si el perro murió en la clínica veterinaria, cualquier otro gato o perro podría estar extrañado por su ausencia y no encontrar la manera de superar el supuesto abandono. Por tanto, es necesario guardar los objetos del perro, dejar rastros de su olor alrededor, al menos hasta que el resto de los miembros peludos de la familia estén en paz con su ausencia.
¿Se puede adoptar de inmediato otro perro tras la muerte de nuestro perro?
Dicha pregunta no tiene una respuesta definitiva: depende. Adoptar de inmediato otro perro puede ser una excelente estrategia si hay niños en la casa, pero puede que no sea ideal para nosotros o para las otras mascotas con las que vivimos. Un perro nuevo aporta regocijo, sí, pero nunca será el perro que acabamos de perder. Es mejor tomarse un tiempo para procesar el duelo y no precipitar un proceso de curación que puede necesitar varios meses para completarse.