Los perros, como las personas, se vuelven más frágiles y lentos con la edad. Al igual que nosotros, a medida que envejecemos, los perros mayores también necesitan algunos detalles y atención adicionales.
¿Cómo se sabe cuando un perro es mayor?
Existe una gran diversidad de tamaños entre unas razas y otras, lo que afecta en gran medida a su promedio de vida. De hecho, los perros más pequeños viven más tiempo, mientras que los perros más grandes lamentablemente tienen una vida más corta: por ejemplo, un jack russel puede vivir hasta 15 años o más, mientras que un mastín napolitano ya puede considerarse anciano a los 7-8 años. Además del tamaño, también entra en juego el peso del perro, de hecho la obesidad reduce significativamente la esperanza de vida del animal. Por último, también hay que tener en cuenta la predisposición de la raza a desarrollar determinadas enfermedades: sabemos que algunas razas especialmente desafortunadas, como el galgo irlandés, rara vez vive más de 4 o 5 años debido a diversas deficiencias genéticas. Lamentablemente no existen datos científicos suficientes para calcular la esperanza de vida de cada raza, pero en general se puede considerar un perro anciano cuando, teniendo en cuenta su tamaño, peso y raza, ha superado las tres cuartas partes de su esperanza de vida.
¿Cómo cuidar a un perro mayor?
Una vez que establecido que nuestro perro se encuentra en los llamados años dorados, será importante saber cómo podemos cuidarlo para asegurarnos de que envejezca de la mejor manera posible.
En primer lugar, habrá que preocuparse por las medidas preventivas necesarias para garantizar su salud, como las visitas al veterinario con análisis de sangre y controles dentales, ambos a realizar al menos una vez al año. Además, el perro anciano debe ser alimentado con comida fácilmente digerible y de buena calidad, como los productos especialmente formulados para perros mayores: estos alimentos, de hecho, contienen toda una serie de complementos alimenticios que son importantes para mantener un buen funcionamiento cerebral y corporal.
No debemos olvidar que los perros mayores son particularmente propensos a la artrosis y al dolor osteoarticular. El dueño puede prevenir y controlar este tipo de problemas manteniendo bajo control el peso del perro, manteniendo las uñas cortas para que no se resbalen o retuerzan al caminar, y garantizando un nivel regular de ejercicio, pero de baja intensidad, que no ejerza una tensión excesiva en las articulaciones. Con la edad, es normal que las articulaciones de nuestro perro se vuelvan rígidas: por este motivo, es importante adaptar un poco el entorno a las nuevas necesidades de nuestro amigo, colocando por ejemplo cintas antideslizantes o alfombras en el piso, y proporcionar ascensores o rampas para poder subirse al sofá o a la cama (si se le permite) o al coche.
Por último, también debemos mantener entrenada la mente de nuestro perro: por eso es importante seguir involucrándolo en lo que hacemos y en los juegos a los que está acostumbrado. No hay ningún motivo que le impida realizar las actividades o deportes a los que está acostumbrado, pero habrá que adaptar todo a las nuevas necesidades de nuestro amigo, por ejemplo, ralentizando los ejercicios y haciendo sesiones más cortas.
Federica Pirrone, Mariangela Albertini, Patrizia Piotti, investigadores de la Universidad Veterinaria de Milán, Italia (UNIMI)