Cómo manejar la convivencia entre un perro senior y un cachorro
Tenemos en casa un perro que está envejeciendo y nos estamos planteando seriamente adoptar también a un cachorro: ¿cuáles podróan ser los problemas vinculados a la convivencia?
Si en casa ya tenemos a un perro senior, podemos adoptar a un cachorro, pero debemos tener en cuenta algunas principales diferencias.
El cachorro siempre está activo, tiene ganas de jugar y tiene curiosidad, mientr que el perro anciano está a menudo cansado y puede sufrir dificultades para adaptarse al recién llegado.
No obstante, es esencial que en la convivencia entre un cachorro y un perro adulto se respete una jerarquía adecuaca, que debe ser respetada de por vida, ya que el perro anciano podría ver la llegada del cachorro como una verdadera invasión de su territorio. Veamos cómo nos debemos comportar si estamos pensando en adoptar a un cachorro y ya tenemos a un perro senior en casa.
Cachorro y perro senior, cómo llevar a cabo el primer encuentro
Con el objetivo de evitar episodios de agresividad vinculados con la defensa del territorio, debemos introducir al cachorro con la gradualidad adecuada: cada movimiento se debe realizar poco a poco para no desplazar al perro anciano y evitar que perciba al recién llegado como un verdadero intruso. ¿Cómo llevar a cabo el primer encuentro entre los dos?
Es aconsejable mantener al cachorro en un transportín y dejar que el perro senior lo huela tranquilamente. Una vez que hayamos abierto el transportín y dejado salir al pequeño, podemos premiar al otro perro para que asocie la presencia del recién llegado con algo agradable.
Pero durante el primer día del cachorro en casa, no debemos mimarlo con caricias y, al menos al principio, debemos evitar dejar a los dos perros solos en la misma habitación.
Cachorro y perro senior, la convivencia
Después del primer encuentro, será necesario llevar a cabo un periodo de transición en el cual los dos animales deberán estar bajo estrecha vigilancia. Tras ello, debemos intentar dejarlos solos en la misma habitación pero siempre estando listos para intervenir: si interactúan sin problemas y juega, prémialos a ambos. Con el paso del tiempo, su vínculo se consolidará, volviéndose similar a una relación entre hermano mayor y menor.
Celos
Debemos prestar atención ya que el mayor problema en la convivencia entre un perro anciano y un cachorro podrían ser, evidentemente, los celos. Especialmente al principio. Incluso si el perro senior posee un caracter sociable, también es cierto que puede ver al cachorro como un rival, un pequeño intruso en su territorio. Es por ello que es preferible mantener siempre las costumbres y la rutina previa a la llegada del cachorro y recordar siempre respetar la jerarquía: desde el cuenco de la comida hasta las caricias, el perro anciano deberá tener siempre preferencia sobre el otro.
Para proteger al perro anciano, también de la manera de jugar demasiado brusca y del sufrimiento físico y emotivo que podría causarle el recién llegado, aconsejamos educar al cachorro para que interactúe de la manera adecuada con su «hermano mayor».