A nuestros amigos de cuatro patas le encanta besuquearnos y lamernos. Pero existen varios motivos detrás de ello. ¿Qué significa cuando un perro te lame? Vamos a verlo a continuación.
Por qué lame el perro a su dueño
Quien tenga un amigo peludo lo sabe bien, en especial al volver a casa, a nuestros perretes les encanta lamernos como locos. Es cierto que guarda relación con un fuerte sentimiento de amor y afecto, pero no es con lo único. Los motivos pueden ser múltiples. De hecho, en el idioma perruno, lamer frenéticamente al dueño cuando este vuelve a casa puede ser una llamada de atención. Recordemos también que este es un gesto que el perro aprende rápidamente desde bien pequeño, cuando su madre limpia a los cachorros lamiéndolos, por lo que para el pequeño es una clara muestra de afecto. Incluso, una vez de adulto, el perro lo recordará y seguirá atribuyendo un significado positivo a los lamidos. En cambio, cuando el perro nos lame los labios, podría significar que quiere comida, como hacía con su madre de pequeño. Puede pasar a veces que, cuando estamos en el sofá, nuestro amigo de cuatro patas decide empezar a lamernos lentamente y durante mucho rato. En este caso, lo más probable es que no esté demostrando afecto, pero también un deseo de limpiarnos para eliminarnos los olores que le puedan resultar demasiado fuertes.
Qué cosa entiende el perro al lamernos
Además de los motivos anteriormente mencionados, al lamernos el perro intenta obtener información sobre nosotros, nuestro estado de ánimo y salud. Lo hace por medio de las feromonas que liberamos y que el perro capta con su lengua. ¿Quién habría pensado que, al lamernos, nuestro perrete puede detectar si estamos contentos, enfadados, tristes o emocionados? Pues así es. Entre las razones por las que el perro lame a su dueño, una de ellas proviene del mundo lobuno, en el que otros lobos lamen al líder de la manada en señal de respeto y para hacerle ver su superioridad. Esto también lo pueden hacer con otras personas u otros perros que ven como superiores, por lo que lamen como gesto de sumisión. Si, de lo contrario, el perro nos lame mientras estamos cocinando, bueno, aquí se trata de otra cosa: seguro que le ha gustado cómo te huelen las manos. ¡Ñam!